¿Qué es la integración sensorial?
La integración sensorial es un proceso neurológico inconsciente por el cual se integran y organizan todas las sensaciones que experimentamos a través de los sentidos. Si no tenemos ningún problema y este proceso se desarrolla de manera correcta, nuestro cerebro dará una respuesta adaptativa.
Sin embargo, hay personas que tienen disfunción sensorial con hiper o hipo sensibilidades a determinados sentidos. Ellos reaccionan o bien en exceso o bien en defecto antes determinadas situaciones o estímulos. Esto interfiere mucho en su vida diaria, pues, por ejemplo, una persona con hipersensibilidad al tacto evitará tocar determinadas texturas o ponerte determinadas prendas, una persona con hipersensibilidad al ruido no soportará estar en lugares donde haya mucho ruido o varias conversaciones a la vez, una persona con hipersensibilidad a la luz no se dará cuenta que la hace daño quedarse mirando determinadas luces… En lugar de dar una respuesta adaptativa reaccionan, sobre todo, con conductas disruptivas, como rabietas, hiperactividad, ansiedad, estrés, problemas de aprendizaje, niños que actúan lento o muy inquietos, problemas de atención, etc.
En resumen, este trastorno silencioso en los niños puede ser muy incapacitante y provocar muchos problemas en el día a día de quienes la padecen y pueden derivar, en un futuro, los famosos trastornos de ansiedad; y, para paliar estos problemas y ayudarles a sobrellevar estas dificultades, existe lo que se conoce como la terapia de integración sensorial.
Por ende, a través de la terapia de integración sensorial, lo que se persigue es “que modulen esas respuestas y aprendan a adaptarse a la sociedad sin demasiada carga y frustración.
¿A quién va dirigida la terapia sensorial de Kalma KIDS?
Dirigido para niños que se distraen o se frustran con facilidad. No siguen instrucciones y no miden el peligro. También este tipo de terapia es muy significativo para los niños que presentan autismo y tienen dificultades de coordinación motora fina, etc.
«Cuando el mundo te llega de otra manera, como les pasa a muchos niños, a su cerebro llegan muchos estímulos que no sirven para nada, pero que no son capaces de impedir. Por ejemplo, un niño con autismo y que tenga hipersensibilidad al ruido, puede estar en una clase y estar notando todo el rato el sonido de la luz, algo que para la mayoría de nosotros sería imperceptible. Al estar expuestos a ese sonido todo el rato, se saturan, se estresan… y esto provoca que aparezcan conductas disruptivas, rabietas…»
(Entrevista a Rocío Lorente, terapeuta ocupacional – España)